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Cuando tener agua potable se convierte en un privilegio
En medio de apagones y sequías, expertos recuerdan que el acceso al agua potable sigue siendo un privilegio para millones de ecuatorianos. La organización Ayuda en Acción trabaja para cambiar esta realidad con soluciones comunitarias y sostenibles.
El agua en Ecuador: un derecho aún negado
Cada día, en Ecuador, miles de familias se despiertan sin acceso a agua potable. Mientras en las grandes ciudades se discute la incomodidad de los apagones y la baja presión, en muchas zonas rurales del país el problema es más grave: simplemente no hay agua.
Así lo explicó Andrés Oleas, biólogo y coordinador nacional de agua, soberanía alimentaria y nutrición de la ONG Ayuda en Acción, durante su participación en el programa. “Tres de cada diez personas en el país no tienen acceso a agua segura; en las zonas rurales, son cinco de cada diez. Y eso se refleja en enfermedades, desigualdad y desnutrición”.
Un recurso cada vez más escaso
El agua no solo escasea: también se malgasta. En Ecuador, la principal fuente de energía es hidroeléctrica, lo que vuelve aún más urgente cuidar el recurso hídrico. “Estamos en una época en la que la crisis climática ya no nos roza, nos golpea de frente. Las sequías son más largas y las lluvias más cortas e intensas”, advirtió Oleas.
El suelo seco no retiene agua, y cuando llueve, se inunda pero no alimenta los ríos. Todo este desequilibrio tiene efectos concretos: cortes de energía, pérdida de cosechas y escasez de agua para millones.
¿Dónde nace el agua?
Durante la entrevista, la periodista Alondra Santiago compartió: “Yo pensaba que los ríos salían del mar”. La realidad es que los bosques, páramos y montañas son las verdaderas fábricas de agua. Pero estos ecosistemas están siendo amenazados por actividades como la minería, la deforestación y el cambio climático.
Y como explicó Oleas, cuidar el agua no solo implica cerrar la llave. También significa proteger las fuentes hídricas, como los páramos y bosques húmedos, que están cada vez más amenazados por la minería y la deforestación.
La basura también afecta el agua
Todo lo que tiramos, tarde o temprano, llega al mar. Desde Cuenca, Oleas recordó que incluso la basura lanzada en ciudades de la sierra termina contaminando el océano. Y peor aún, muchas veces esa contaminación ocurre en fuentes que abastecen a comunidades enteras.
Por eso, iniciativas como Mares Limpios o campañas locales de recolección de desechos deberían estar articuladas y visibles. “Si alguien quiere ayudar, debería poder encontrar fácilmente una forma de hacerlo”, agregó Mayi Zambrano.
La tecnología también consume agua
Uno de los datos más impactantes de la conversación fue sobre el uso de inteligencia artificial: cada pregunta que se le hace a una IA consume hasta medio litro de agua, debido al enfriamiento de los servidores. Un dato que deja claro que incluso lo virtual tiene un costo ambiental.
Pequeños cambios, gran impacto
La campaña “Guardianes del Agua” de Ayuda en Acción busca concienciar desde el hogar. ¿Cómo? Cerrando la llave mientras te cepillas los dientes, reutilizando el agua de cocinar para regar las plantas, revisando fugas o educando a los más pequeños sobre el valor del agua. “El agua no viene de la llave: llega desde kilómetros lejos, a veces con mucho esfuerzo. No la desperdicies”, recordó Oleas.
Una deuda pendiente del Estado
Oleas también hizo un llamado claro al Estado y a la Asamblea Nacional: se necesita una política pública sólida, transversal y sostenida. “Así como se garantiza presupuesto para grupos prioritarios, debería garantizarse una inversión anual obligatoria en agua potable rural”.
La fusión del Ministerio del Ambiente con otras entidades debilitó la gestión hídrica. “Si el agua no está entre las prioridades presupuestarias, estamos condenando a millones”, insistió.
Ayuda en Acción: el agua como motor de desarrollo
Gracias a alianzas con el sector privado, como el Banco Pichincha, la ONG ha logrado llevar agua potable a más de 160 mil personas en el país. Actualmente ejecuta un proyecto que beneficiará a 10 mil más, en comunidades rurales e indígenas, con la construcción de 19 sistemas de agua.
Pero el agua no solo llega. También genera desarrollo. “Cuando hay agua, se fortalece la educación, mejora la salud, se impulsa la producción. Es la base para que una comunidad crezca”, puntualizó Oleas.
El agua no debe ser un privilegio
Como bien se dijo en el programa:
“El agua que desperdicias, es la que le falta a alguien más”.
Y esa frase, aunque incómoda, debe quedar grabada en la conciencia de todos. Porque cuidar el agua no es solo una acción individual: es una responsabilidad colectiva. Desde el hogar, el gobierno, la empresa y la sociedad, todos tenemos un papel.
La sostenibilidad empieza con decisiones tan simples como cerrar la llave.