Ecuador frente al reto de la trazabilidad: ¿puede la pesca sostenible abrir más puertas al mundo?

Más que un oficio: el arte de ser cangrejero en Ecuador
En el Golfo de Guayaquil, comunidades como Puerto Roma luchan cada día por mantener vivo su oficio ancestral, mientras enfrentan precariedades, buscan alternativas de desarrollo y cuidan los manglares como su propio hogar.
El Día del Cangrejero Ecuatoriano no solo es una fiesta gastronómica. Es, sobre todo, un recordatorio del esfuerzo invisible de miles de personas que, como Ricardo Carpio, madrugan, se adentran en el lodo de los manglares y recolectan el cangrejo rojo que termina en nuestras mesas. Carpio, presidente de la Asociación 21 de Mayo en Puerto Roma, fue el invitado especial de este programa, donde compartió las realidades de su comunidad en el Golfo de Guayaquil.
Puerto Roma alberga a más de 1.600 personas. Para llegar a Guayaquil, deben navegar cerca de una hora y gastar entre 8 y 10 dólares por día en transporte. Muchos cangrejeros recolectan entre 40 y 75 cangrejos al día, pero sus ingresos siguen siendo inestables, especialmente en épocas de veda o aguaje. A pesar de estas dificultades, Carpio asegura que en su comunidad han apostado por la calidad, vendiendo directamente a restaurantes de alto nivel.
“Cogemos menos, pero ganamos más”, dijo con convicción.
Una labor entre generaciones
Ser cangrejero es más que un oficio: es una herencia cultural. Sin embargo, el crecimiento poblacional y la falta de oportunidades empujan a cada vez más jóvenes a este trabajo, lo que podría poner en riesgo el recurso a largo plazo. “Antes éramos pocos, ahora cada día nacen más cangrejeros”, expresó Carpio. Por ello, insiste en que la educación debe ser parte fundamental de la sostenibilidad.
La comunidad tampoco escapa de los desafíos estructurales. Sin servicios básicos como agua potable o electricidad continua, muchos hogares dependen de generadores eléctricos y enfrentan inundaciones constantes. La situación educativa también es limitada: algunas comunidades solo cuentan con primaria.
Guardianes del manglar
Desde 2007, la Asociación 21 de Mayo se convirtió en “guardiana del manglar”. Con un acuerdo de uso y custodia otorgado por el Ministerio del Ambiente en 2012, protegen más de 170 hectáreas de manglar en la isla Mondragón. Esta labor no solo preserva el ecosistema, también asegura el sustento de futuras generaciones.
“No solo recolectamos cangrejos, cuidamos la casa del cangrejo como si fuera nuestra”, aseguró Carpio.
¿Y si exportamos el sabor del Golfo?
El potencial económico de la pesca artesanal de cangrejo supera los 100 millones de dólares anuales. Sin embargo, esta riqueza no se redistribuye justamente. Carpio sueña con abrir su propio restaurante turístico comunitario: un espacio donde el visitante viva la experiencia completa, desde la recolección del cangrejo hasta su preparación. Esta propuesta, que aún busca apoyo institucional, busca romper con la dependencia de intermediarios y revalorizar el trabajo cangrejero.
Además, se discute la posibilidad de exportar el cangrejo rojo a mercados como Europa o Estados Unidos, siempre y cuando se respete la sostenibilidad del recurso y se garantice que el beneficio llegue a quienes hacen posible esta cadena.
Una tradición que necesita apoyo
El Día del Cangrejero no es solo una celebración. Es una ventana para visibilizar un oficio noble, resiliente y esencial para la seguridad alimentaria del país. Como mencionó el equipo de Azul Sostenible:
El reto ahora está en actuar. Y hacerlo de manera conjunta: comunidades, gobiernos, academia y ciudadanía. Porque detrás de cada plato de cangrejo, hay una historia que merece ser contada… y apoyada.