Ecuador frente al reto de la trazabilidad: ¿puede la pesca sostenible abrir más puertas al mundo?

¿Por qué la trazabilidad pesquera es clave para competir y protegernos?
Cuando hablamos de trazabilidad en la pesca, no solo nos referimos a etiquetas con códigos complicados o a exigencias externas para exportar. Se trata, en esencia, de saber con certeza qué estamos comiendo, de dónde viene y si fue producido de manera responsable.
La ingeniera en procesos y especialista en seguridad alimentaria Yenis García habló sobre un concepto que debería ser parte del día a día de toda la cadena productiva:
“La trazabilidad no solo te dice si un pescado vino con buen sabor o no. Te permite saber si vino de un lugar legal, si lo manipuló alguien capacitado y si fue almacenado con hielo de una planta certificada. Es todo un sistema de responsabilidad”, explicó García.
Más que un requisito, una necesidad
Ecuador compite con gigantes como India, China o Tailandia en exportaciones de camarón, atún y pescado fresco. Para mantenerse en esos mercados, cumplir con exigencias de trazabilidad es innegociable. De hecho, la Unión Europea, uno de los principales destinos exige certificaciones que garanticen la legalidad, la sostenibilidad y la inocuidad del producto.
Yenis García fue clara: “Una trazabilidad confiable puede determinar si una empresa puede o no exportar. Y basta con revisar un solo lote para saber si todos sus procesos están en orden”.
¿Y la pesca artesanal?
Aunque parezca un proceso exclusivo para grandes empresas, la trazabilidad también puede y debe aplicarse al sector artesanal. Pero, como señaló la invitada, esto no se logrará si no hay capacitación y acompañamiento real desde el Estado.
“No es justo exigirle al pescador artesanal que pinte su lancha, que registre su embarcación o que compre hielo certificado, si no tiene el respaldo ni los recursos para hacerlo. Necesitamos políticas públicas que integren a los artesanales en este sistema”, advirtió García.
Actualmente, son muy pocas las embarcaciones artesanales certificadas para exportar. Esto no solo los deja fuera del mercado internacional, sino que también limita su competitividad en el mercado nacional.
Consumo interno: la otra cara olvidada
Otro de los puntos clave fue la necesidad de aplicar estos mismos estándares en el mercado interno. “En Ecuador se exporta lo mejor, pero muchas veces se queda lo rechazado para el consumo local”, lamentó García.
La trazabilidad no solo beneficia a las exportaciones, sino que también puede prevenir enfermedades, asegurar una alimentación adecuada y darle más valor a lo que consumimos en casa.
“El consumidor también debe involucrarse, preguntar de dónde viene el pescado, si tiene certificaciones, si fue manipulado correctamente. Exigir calidad no es un lujo, es un derecho”, insistió la ingeniera.
Digitalización y automatización
Ya se están implementando plataformas que permiten registrar capturas, embarcaciones, temperaturas y análisis microbiológicos en la nube, accesibles incluso desde Europa o EE.UU.
Este salto tecnológico facilitará el cumplimiento de normativas, reducirá el riesgo de fraude documental y permitirá reaccionar más rápido ante problemas de calidad o seguridad.
La trazabilidad como base del cambio en el sector pesquero
La trazabilidad ya no es solo una tendencia, es un factor vital para la sostenibilidad, la competitividad y la seguridad alimentaria. Si queremos cuidar el mar, fortalecer a nuestras comunidades pesqueras y garantizar lo que llega a nuestros platos, necesitamos sistemas más justos, inclusivos y bien implementados.