Ecuador frente al reto de la trazabilidad: ¿puede la pesca sostenible abrir más puertas al mundo?
ICCAT: El camino hacia una pesca sostenible y controlada en el Atlántico
En la última reunión de ICCAT celebrada en Egipto, el sector privado brasileño destacó avances en manejo del tiburón azul y pidió mayor equidad en la distribución de cuotas para países en desarrollo.
La Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) celebrada en Egipto. Para ello, la reunión contó con la participación de Cadu Villaca, presidente del Colectivo Nacional de Pesca y Acuicultura de Brasil y miembro de la Alianza Latinoamericana por la Pesca Sustentable y la Seguridad Alimentaria (ALPESCAS).
“Fue un avance, aunque no completo. No se logró establecer un límite de captura para el patudo, pero sí hubo importantes acuerdos para el tiburón azul”, explicó Cadu. El especialista resaltó que, por tercer año consecutivo, no se concretó un acuerdo sobre cuotas del atún patudo (bigeye), una de las especies clave del Atlántico, debido a diferencias políticas entre países miembros. Sin embargo, celebró la aprobación de límites de captura para el tiburón azul: 27 mil toneladas para el Atlántico Sur y 30 mil para el Atlántico Norte.
Una visión más equilibrada
Cadu respondió a críticas de ONG como WWF y medios especializados como Undercurrent News, que apuntaron a una falta de resultados. “No fue un fracaso. La pesca es un proceso político y técnico. No se puede esperar que todo se resuelva en una sola reunión. Lo importante es que seguimos avanzando”, señaló.
En ese sentido, destacó la aprobación de medidas de conservación para especies como las mantarrayas y el establecimiento de prohibiciones claras para el desembarque de tiburones sin sus aletas adheridas, práctica que en Brasil ya está prohibida hace años.
Sostenibilidad con ciencia y equidad
La necesidad de mayor justicia en la asignación de cuotas pesqueras. Cadu enfatizó que los países en desarrollo, como Brasil, Centroamérica o algunas naciones africanas, deben tener más oportunidades de crecimiento en el sector atunero. “Las cuotas siguen favoreciendo a países que históricamente explotaron los recursos, como Japón, Taiwán o España. Pero eso ya no refleja la realidad actual”, reclamó.
Brasil, por ejemplo, es un país netamente importador de pescado, incluyendo atún. El sector privado ve una oportunidad para desarrollar la pesca del skipjack (barrilete), especie que podría ser manejada de forma sostenible hasta alcanzar un mayor volumen. Pero esto requiere seguridad jurídica, inversión y, sobre todo, una redistribución justa de cuotas.
Un papel activo en la gobernanza pesquera
La delegación brasileña, según Cadu, tuvo una actuación positiva durante la cita en Egipto. Uno de los logros fue negociar el pago en plazos de una deuda por sobrepasar las cuotas de captura en años anteriores. La propuesta fue bien recibida por la ICCAT y sirvió como precedente para otros países como Senegal.
Además, Cadu resaltó el rol de la Alianza Latinoamericana para la Pesca Sustentable y la Seguridad Alimentaria (Alpescas), organización de la que también forma parte. “Latinoamérica necesita hablar con una sola voz en estos foros. Alpescas nace de los gremios, de quienes viven la pesca todos los días, y tiene una visión basada en ciencia y sostenibilidad”, afirmó.
La reunión de ICCAT dejó resultados mixtos, pero también mostró que el camino hacia una pesca sostenible es un proceso de diálogo constante. En palabras del propio Cadu: “No todo se consigue de golpe, pero si hay voluntad política y compromiso técnico, se puede avanzar”.
Mientras el Atlántico sigue siendo un escenario clave para la pesca mundial, la región latinoamericana busca ganar espacio en las decisiones que definirán el futuro de sus recursos. Y como quedó claro en esta conversación, sostenibilidad no es solo una meta: es una construcción colectiva.