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¿Viene o no viene El Niño? Una mirada científica desde Ecuador
El investigador Franklin Ormaza aclara el panorama frente a la incertidumbre climática: el fenómeno ya existe a nivel global, pero su impacto en la costa ecuatoriana aún no se ha manifestado.
La llegada del fenómeno de El Niño ha sido tema recurrente en medios, redes sociales y conversaciones cotidianas. Lluvias intensas, calor inesperado o sequías prolongadas suelen atribuirse a este evento climático. Pero, ¿realmente estamos viviendo El Niño en Ecuador? ¿O estamos confundiendo sus verdaderos efectos?
El investigador y oceanógrafo Franklin Ormaza, reconocido por su trayectoria científica y compromiso con la divulgación ambiental, explicó con claridad y respaldo técnico el estado actual del fenómeno. Su respuesta es contundente: sí existe El Niño a nivel global, pero Ecuador todavía no experimenta sus impactos directos.
El Niño: más que un aumento de temperatura
Ormaza recordó que el fenómeno El Niño no debe entenderse solo como un aumento de temperatura en el mar. Es parte del sistema ENOS (El Niño – Oscilación del Sur), una compleja interacción entre el océano y la atmósfera que afecta los patrones climáticos en diversas regiones del planeta.
Aunque ya se han registrado temperaturas elevadas en el Pacífico central (a unos 8.000 km de Ecuador), el experto explicó que, para que se sientan sus efectos en nuestras costas, deben darse simultáneamente ciertos parámetros oceanográficos y atmosféricos: incremento sostenido de la temperatura superficial del mar, desplazamiento de la zona de convergencia intertropical, cambios en los vientos, y presencia de masas de agua cálida provenientes de la Bahía de Panamá.
“Para que haya El Niño en Ecuador, se necesitan condiciones acopladas entre el mar y la atmósfera. Hoy, eso no está ocurriendo”, señaló Ormaza.
¿Y entonces… por qué hay tanta confusión?
El problema, dice el científico, es de comunicación. Muchos medios y autoridades han anunciado fechas sin sustento técnico, generando alarma en la ciudadanía. Declaraciones como “El Niño llega el 15 de noviembre” causan desinformación cuando, en realidad, los modelos meteorológicos no permiten tal precisión.
Además, Ormaza llamó la atención sobre la confusión entre fenómenos aislados como lluvias atípicas o calor en la Sierra y un verdadero evento de El Niño. “No todo lo que llueve o se calienta es por El Niño”, aclaró.
La situación actual: calma, pero sin descuidarse
Según las mediciones realizadas en la estación oceanográfica de El Pelado (Santa Elena), la temperatura del mar ecuatoriano se mantiene en 24.5°C, lejos del umbral de 28°C requerido para hablar de un Niño activo en la región. Tampoco se han registrado anomalías relevantes en salinidad, oxígeno disuelto, o nivel del mar.
Adicionalmente, la zona de convergencia intertropical clave para la formación de lluvias permanece al norte del país, limitando las precipitaciones en la Costa.
¿Y qué pasa si cambia? ¿Debemos seguir preparándonos?
Ormaza es claro: sí, debemos mantener la preparación. Si bien el Niño aún no impacta directamente a Ecuador, las condiciones pueden cambiar en las próximas semanas o meses. No es momento de bajar la guardia.
“La ciudadanía debe seguir tomando medidas. Limpiar canaletas, reforzar techos, conversar en familia sobre qué hacer ante lluvias fuertes. La prevención no puede ser solo responsabilidad del Estado”, exhortó.
Asimismo, destacó el trabajo realizado por autoridades locales y nacionales en simulacros y planificación de riesgos, especialmente en Guayaquil, Manta y Manabí. No obstante, pidió continuidad técnica en los equipos gubernamentales, más allá de los cambios políticos.
El Niño es global, pero nos toca de cerca
El fenómeno no es exclusivo de Ecuador. Sus efectos se sienten en distintas partes del mundo: desde sequías en Asia hasta alteraciones en el desierto del Sahara. Por eso, Ormaza insiste en la necesidad de investigación continua y mayor inversión en ciencia.
“Somos un país costero, altamente vulnerable. No podemos improvisar frente a estos eventos. Necesitamos ciencia, medición y educación ciudadana”, afirmó.
La incertidumbre climática no se combate con rumores, sino con datos, ciencia y educación. El Niño está ocurriendo a nivel global, pero su impacto en Ecuador dependerá de múltiples factores en las próximas semanas. Por ahora, la clave está en no alarmarse, pero sí prepararse. Porque como bien dice el refrán: es mejor prevenir que lamentar.