
Acuerdo BBNJ: un nuevo desafío global para la pesca sostenible en alta mar
El programa Azul Sostenible dedicó su episodio número 336 a analizar la ratificación del Acuerdo BBNJ, un tratado de las Naciones Unidas destinado a conservar la biodiversidad marina en áreas fuera de la jurisdicción nacional, conocidas como alta mar.
El invitado principal fue Bernal Chavarría, experto en derecho internacional pesquero, quien explicó los alcances del tratado y los desafíos que plantea para los países pesqueros como Ecuador, Perú y Chile, y para la industria atunera y de peces pelágicos de la región.
¿Qué es el Acuerdo BBNJ y por qué se creó?
El BBNJ (por sus siglas en inglés Biodiversity Beyond National Jurisdiction) es un tratado internacional derivado de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR).
Su objetivo es establecer mecanismos globales para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad marina en alta mar, es decir, más allá de las 200 millas náuticas donde termina la jurisdicción de cada país.
El acuerdo aborda cuatro pilares principales:
- Recursos genéticos marinos.
- Áreas marinas protegidas y gestión basada en zonas.
- Evaluaciones de impacto ambiental.
- Transferencia de tecnología y fortalecimiento de capacidades.
Aunque suene técnico, el tratado podría redefinir la forma en que se pesca, regula y protege la vida marina en zonas internacionales.
El riesgo de la ambigüedad
Chavarría advirtió que, pese a su buena intención, el BBNJ es un acuerdo ambiguo. A diferencia de tratados anteriores como la CONVEMAR o el Acuerdo de Nueva York sobre especies migratorias, este deja vacíos que podrían generar interpretaciones políticas más que técnicas.
“El texto es peligrosamente amplio. Esto significa que sectores como la pesca, la navegación o las telecomunicaciones podrían verse afectados por decisiones tomadas desde una visión ideológica y no científica”, explicó.
El experto también señaló que el tratado no excluye explícitamente a la pesca:
solo el artículo 10 la exceptúa en la parte referida a recursos genéticos, pero sí permite que se intervenga en temas de áreas marinas protegidas y estudios de impacto ambiental, donde el sector pesquero sí puede verse directamente involucrado[Spanish (auto-generated)] Prog….
Impacto para la industria pesquera
El sector pesquero será uno de los más vigilados por el BBNJ, especialmente en lo que respecta al cumplimiento de objetivos globales como el 30×30, que busca proteger el 30 % de los océanos para 2030.
Sin embargo, según Chavarría, esta meta no tiene sustento científico sólido:
“El 30×30 es un objetivo político, no técnico. No está basado en datos científicos, y aplicarlo sin evidencia puede perjudicar a los sectores que ya cumplen con medidas sostenibles”, enfatizó.
Además, explicó que la pesca ya cuenta con organismos especializados en regulación, como las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera (OROP), que han demostrado eficacia en la conservación de especies como los atunes tropicales.
El problema surge cuando el BBNJ pretende crear nuevas estructuras con poder de decisión, que podrían superponerse a las funciones de las OROP, debilitando su autoridad.
Decisiones sin consenso: un nuevo reto geopolítico
Uno de los puntos más controvertidos del tratado es su mecanismo de decisión.
A diferencia de las convenciones anteriores que privilegiaban el consenso, el BBNJ permitirá aprobar resoluciones con el voto de dos tercios de los países presentes, lo que significa que alrededor de 40 Estados podrían decidir sobre políticas que afecten a más de 190 países miembros de la ONU.
“Eso rompe el principio del multilateralismo y puede poner el destino de los océanos en manos de una minoría con intereses políticos o económicos específicos”, alertó Chavarría.
Esta situación genera preocupación en el sector pesquero latinoamericano, ya que el tratado fue ratificado en tiempo récord (dos años) y sin una consulta profunda con el sector productivo.
¿Cómo se financiará el BBNJ?
Durante la entrevista, surgieron preguntas del público sobre la fuente de financiamiento del tratado.
Chavarría explicó que, en un inicio, se anunciaron más de 200 millones de dólares provenientes de fondos ambientales y organizaciones internacionales. Sin embargo, gran parte de estos recursos han sido prometidos por ONGs y no por gobiernos, lo que podría influir en la orientación del acuerdo.
“Muchos fondos vienen de organizaciones con agendas propias. No se trata de cuestionar sus aportes, sino de garantizar que el financiamiento sea transparente y con criterios científicos”, añadió.
El llamado del experto: participación y cooperación
El mensaje final de Chavarría fue claro: el sector pesquero no puede mantenerse al margen.
Debe participar activamente en la implementación del BBNJ, para evitar que las decisiones globales se tomen sin su conocimiento o experiencia técnica.
“El sector pesquero es conservacionista por esencia. Su trabajo depende de la sostenibilidad del recurso. Por eso debe estar en la mesa, no como observador, sino como actor con voz y voto”, concluyó.
Conclusión
La entrada en vigor del Acuerdo BBNJ abre una nueva etapa para la gobernanza oceánica mundial.
Para América Latina, representa una oportunidad de fortalecer su liderazgo en sostenibilidad, pero también un desafío: proteger la pesca responsable frente a decisiones globales que podrían desconocer décadas de trabajo científico y cooperación internacional.
El futuro del océano dependerá de lograr el equilibrio entre conservación y producción, entre la política global y la ciencia pesquera.