“Nos están dejando solos”: Manglares en peligro y pescadores bajo amenaza en el Golfo de Guayaquil

Anomalías en el mar alertan sobre la posible llegada de un Fenómeno El Niño intenso
Expertos señalan que los cambios en temperatura y comportamiento del océano podrían anticipar un evento climático severo en 2025.
En el más reciente programa, científicos y especialistas analizaron señales preocupantes detectadas en el mar que podrían indicar la formación de un Fenómeno El Niño de gran magnitud. Entre las anomalías observadas se incluyen incrementos inusuales en la temperatura superficial del agua, alteraciones en las corrientes marinas y cambios en los patrones de lluvia y viento.
El ingeniero Guillermo Morán y el oceanógrafo Franklin Ormaza, coincidieron en que estos indicadores deben ser tomados en serio. “Estamos observando un comportamiento que, de confirmarse, podría generar impactos importantes en la pesca, el clima y las comunidades costeras de la región”, advirtió Morán.
El Niño: un riesgo que trasciende la pesca
El fenómeno no solo amenaza la producción pesquera, sino que también puede ocasionar inundaciones, pérdidas en la agricultura, daños en infraestructura y desplazamiento de comunidades. En el caso de la pesca artesanal e industrial, las variaciones en la temperatura y en la disponibilidad de especies clave como atún, camarón y merluza, impactarían directamente en la economía y el abastecimiento alimentario.
Ormaza señaló que la actual combinación de temperaturas cálidas y patrones meteorológicos irregulares es similar a la registrada en episodios fuertes anteriores. “La diferencia es que hoy contamos con más herramientas de monitoreo, pero la respuesta aún depende de la preparación de gobiernos y sectores productivos”, puntualizó.
Prepararse antes de que sea tarde
El llamado de los expertos es claro: planificar desde ahora. Esto implica diseñar sistemas de alerta temprana, reforzar infraestructuras costeras, asegurar reservas de alimentos y garantizar el acceso a insumos médicos. También recomiendan impulsar programas de capacitación para pescadores y comunidades, de modo que sepan cómo actuar ante posibles pérdidas de recursos o alteraciones en las rutas de pesca.
Morán insistió en que la coordinación entre el gobierno central, gobiernos locales, universidades, sector privado y organizaciones sociales es clave. “No se trata solo de reaccionar cuando el problema ya está encima; debemos anticiparnos con acciones concretas y sostenidas”, afirmó.
Impacto ambiental y llamado a la sostenibilidad
Además de las implicaciones económicas y sociales, un evento El Niño severo podría provocar daños considerables en los ecosistemas marinos y costeros. La sobreexplotación en tiempos de escasez, el aumento de capturas incidentales y el deterioro de hábitats como manglares y arrecifes serían consecuencias difíciles de revertir.
Por ello, los especialistas subrayan que la adaptación debe ir de la mano con la sostenibilidad, aplicando prácticas pesqueras responsables y conservando la biodiversidad. “La resiliencia ambiental es tan importante como la económica; si descuidamos una, la otra no podrá sostenerse”, concluyó Ormaza.