“Nos están dejando solos”: Manglares en peligro y pescadores bajo amenaza en el Golfo de Guayaquil

Cangrejeros ecuatorianos: guardianes del manglar y defensores de una tradición
El Día del Cangrejero Ecuatoriano reconoce la labor de miles de recolectores que, entre sacrificio y pasión, mantienen viva una actividad ancestral y sostenible.
Un oficio que nace del manglar
En el corazón del Golfo de Guayaquil, cerca de 150 cangrejeros salen cada día desde caletas como Puerto Vaquerito. Con apenas 15 minutos de navegación, se internan en los esteros para capturar el codiciado cangrejo rojo, un recurso emblemático que no solo alimenta a miles de familias, sino que también sostiene una cadena productiva que llega hasta los restaurantes y hogares del país.
“Nos gusta este trabajo porque somos independientes y la parte económica es buena”, explicó la Ab.Marlene Ramirez, Presidenta de la Coop de Producción Pesquera Artesanal Mondragón, quien reconoce que esta labor es, además, una herencia familiar: padres, hijos y hasta tíos participan en esta actividad que se transmite de generación en generación.
Asociación y sostenibilidad: reglas para coexistir
Para recolectar cangrejos de manera legal, los trabajadores deben estar asociados a cooperativas u organizaciones que gestionan concesiones de manglar. Esto les permite no solo operar en orden, sino también cumplir con un principio básico: la conservación.
“Cuidamos el manglar, hacemos recorridos para que nadie lo tale o lo destruya”, explica Ramírez. Este compromiso se refuerza durante las vedas, cuando se detiene la captura para proteger la reproducción del cangrejo rojo. En Ecuador, hay dos vedas al año: una del 15 de agosto al 15 de septiembre, y otra en febrero. Durante este tiempo, los recolectores se dedican a la pesca artesanal, la captura de concha o camarón, y en algunos casos, a jornadas de limpieza y reciclaje en los esteros.
Más allá de la captura: reciclaje y reforestación
Este año, las cooperativas planean una campaña masiva para recolectar desechos plásticos en el Golfo y el Estero Salado, demostrando que su relación con el manglar va más allá del aprovechamiento económico: también es compromiso ambiental. Además, se proyectan acciones de reforestación en zonas afectadas por la tala ilegal, uno de los problemas más graves para la supervivencia del cangrejo y de esta actividad.
Retos del sector: inseguridad y falta de apoyo
Si bien el reconocimiento oficial del Día del Cangrejero Ecuatoriano (8 y 9 de agosto) marca un avance, los problemas persisten. La inseguridad golpea al sector: los robos en los manglares y durante el traslado del producto son frecuentes, lo que pone en riesgo la vida de los trabajadores y sus ingresos.
A ello se suma la falta de recursos para cumplir con las responsabilidades de manejo ambiental, como el patrullaje y la reforestación. “Necesitamos apoyo para combustible y logística”, menciona Ramírez.
Un recurso con valor agregado
Hoy, algunas organizaciones apuestan por darle valor agregado al producto, vendiendo pulpa de cangrejo lista para el consumo, en lugar del tradicional atado. Estas iniciativas, lideradas en muchos casos por mujeres, son una oportunidad para mejorar los ingresos y ofrecer un producto más seguro y práctico para el consumidor.