Ecuador frente al reto de la trazabilidad: ¿puede la pesca sostenible abrir más puertas al mundo?
Conservar para seguir pescando: avances y tensiones en la CIAT 102
Durante dos semanas intensas en Panamá, los países miembros debatieron medidas clave para garantizar la sostenibilidad de las pesquerías de atunes tropicales en el Pacífico Oriental. Monitoreo electrónico, cambio climático y protección de especies asociadas estuvieron entre los temas más discutidos.
Una reunión que definió el futuro del océano
La reunión número 102 de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), celebrada recientemente en Panamá, fue un encuentro marcado por la tensión, el compromiso y el avance. Representantes de países latinoamericanos, científicos, observadores y expertos en derecho internacional de pesca se dieron cita para tomar decisiones importantes sobre una de las pesquerías más importantes de la región: los túnidos tropicales.
El abogado Bernal Chavarría, especialista en derecho pesquero, fue uno de los protagonistas del encuentro y compartió con nosotros su análisis sobre los acuerdos alcanzados, los desafíos por resolver y la importancia de alinear ciencia, política y conservación.
Monitoreo electrónico: un paso hacia la transparencia en altamar
Uno de los logros más destacados fue la aprobación de estándares mínimos para el monitoreo electrónico a bordo de embarcaciones, una herramienta clave para reforzar la transparencia en la pesca. Aunque inicialmente serán de carácter voluntario, estos lineamientos abren la puerta a una nueva era de control y recopilación de datos más precisos, especialmente en flotas que hasta ahora carecían de observadores humanos.
Según el ingeniero Guillermo Morán, este avance representa un cambio cultural dentro del sector: “Así como tenemos cámaras en buses y taxis, necesitamos tecnología en el mar para garantizar buenas prácticas y sostenibilidad”.
La ciencia detrás del atún: decisiones que no se improvisan
Hablar de pesca sostenible implica comprender que cada decisión se basa en millones de datos recolectados año tras año. Modelos científicos, reportes técnicos y análisis poblacionales son la base para definir vedas, tallas mínimas y cuotas. Y cuando se trata de especies altamente migratorias, como el atún aleta amarilla o el patudo, la coordinación internacional se vuelve indispensable.
Chavarría lo explicó con claridad: “No es solo saber cuántos peces hay, sino entender cómo se comportan, cómo responden al entorno, y cómo garantizar que sigan allí en el futuro”.
Cambio climático y océanos: más que un contexto, una urgencia
Otro de los puntos clave fue la incorporación del cambio climático en los análisis científicos de la comisión. El alza de temperaturas, las alteraciones en las corrientes marinas y fenómenos como El Niño o La Niña están modificando la distribución y disponibilidad de las especies. En algunos casos, como el del barrilete, se ha registrado un aumento inédito en las capturas. Pero este “boom” no debe interpretarse a la ligera.
“La abundancia no siempre significa sostenibilidad”, advirtió Chavarría. “Necesitamos entender qué factores están detrás y si las poblaciones pueden mantenerse a largo plazo”.
Tiburones, tortugas y mantarrayas: la otra cara de la conservación
Más allá del atún, las especies asociadas muchas de ellas vulnerables o en peligro también estuvieron en el centro de las discusiones. Se avanzó en medidas para mejorar las prácticas de liberación de tiburones capturados incidentalmente, con énfasis en minimizar el daño y aumentar su supervivencia. Asimismo, se definió una lista prioritaria de especies a monitorear con mayor detalle en los próximos años.
Lo que quedó pendiente: presupuesto, contaminación marina y el futuro de la CIAT
Como en toda negociación internacional, no todo se resolvió. El financiamiento para investigación científica sigue siendo un tema delicado, especialmente para países en desarrollo. También se postergó la adopción de una medida concreta sobre contaminación marina, aunque el debate está abierto y más cercano a un consenso.
Además, se reconoció la necesidad de fortalecer la gobernanza de los océanos más allá de las jurisdicciones nacionales, y de continuar alineando esfuerzos con otras organizaciones regionales.
Cuidar el mar requiere ciencia, voluntad y acción compartida
La reunión 102 de la CIA fue una muestra de que cuando ciencia, industria, gobiernos y sociedad civil se sientan en la misma mesa, es posible construir acuerdos que protejan el mar sin frenar el desarrollo.
Como concluyó Bernal Chavarría, “no se trata de prohibir la pesca, sino de gestionarla inteligentemente, con conocimiento, compromiso y visión de futuro”.