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Control de calidad en la pesca ecuatoriana: el sistema que garantiza alimentos seguros y competitivos
Un engranaje invisible pero esencial sostiene la exportación de camarón, dorado y otros productos marinos desde Ecuador hacia el mundo, asegurando inocuidad y confianza en los mercados internacionales.
Un pilar para la seguridad alimentaria y la economía
Ecuador es reconocido como uno de los principales exportadores de productos pesqueros y acuícolas a nivel mundial. Sin embargo, detrás de cada kilo de camarón o dorado que llega a las mesas internacionales, existe un complejo sistema de control de calidad que asegura que los alimentos sean inocuos y cumplan con estándares globales.
La Subsecretaría de Calidad e Inocuidad, entidad del Viceministerio de Acuacultura y Pesca, lidera este proceso. Su objetivo: garantizar que los productos sean seguros para el consumo humano y mantener la competitividad del país en mercados exigentes como Estados Unidos, Europa y Asia.
¿Qué significa inocuidad y por qué es clave?
“Inocuidad” no es solo un término técnico. Es el conjunto de procesos que aseguran que un alimento no cause daño al consumidor. Esto incluye desde la higiene en plantas procesadoras hasta el control de metales pesados y microorganismos en cada lote.
“Si se pierde la cadena de frío o el pescado presenta toxinas, por más que lo cocines, el riesgo para la salud permanece”, explicó Diana Poveda, subsecretaria de Calidad e Inocuidad.
Este enfoque preventivo permite reducir riesgos de enfermedades, proteger la salud pública y sostener la confianza de los mercados internacionales.
Un sistema que abarca toda la cadena
El control no empieza en la planta procesadora. Abarca desde las embarcaciones y laboratorios de larvas en el caso del camarón, hasta los transportes, plantas y proveedores de insumos. Cada eslabón debe cumplir protocolos que incluyen:
- Higiene del personal y equipos
- Sanitización y control de plagas
- Mantenimiento de la cadena de frío
- Pruebas organolépticas (vista, olor, textura) en la pesca
- Análisis de metales pesados y presencia de histamina
Además, los productos destinados a exportación deben ajustarse a los requisitos específicos de cada país, desde límites de contaminantes hasta protocolos de bioseguridad.
Certificaciones y estándares internacionales
La industria pesquera ecuatoriana también se enfrenta a la presión de cumplir con estándares internacionales como los del Marine Stewardship Council (MSC), que recientemente endureció sus requisitos sobre dispositivos agregadores de peces, especies vulnerables y trazabilidad.
En este contexto, la subsecretaría trabaja para que el Plan Nacional de Control Sanitario sea reconocido por agencias como la FDA en Estados Unidos. Esto permitiría agilizar exportaciones y evitar inspecciones adicionales, reforzando la confianza en los productos ecuatorianos.
Retos: capacitación y pesca artesanal
Uno de los mayores desafíos está en el sector artesanal, donde la habilitación sanitaria aún es limitada. “Muchos exportadores no buscan certificarse porque los mercados no siempre lo exigen, pero la ley sí”, señaló Poveda.
Para cambiar esta realidad, el organismo implementará campañas de capacitación y brigadas técnicas que faciliten a pequeños productores y asociaciones cumplir con la normativa. Esto incluye habilitación sanitaria, conocimiento del plan nacional y asistencia técnica para mantener la calidad del producto.
Un trabajo estratégico para el país
El control de calidad no es un simple trámite: es la base que sostiene exportaciones que representan miles de millones de dólares para la economía ecuatoriana. Solo el sector camaronero proyecta más de 7.000 millones en ventas anuales, mientras que la pesca aporta cientos de millones adicionales.
“Un error en este sistema sería imperdonable”, advirtió Poveda. Por eso, la subsecretaría no solo controla, también negocia con autoridades de otros países, responde a alertas sanitarias y adapta protocolos a nuevas exigencias, como ocurrió con el COVID-19 y las medidas de bioseguridad requeridas por China.