Ecuador frente al reto de la trazabilidad: ¿puede la pesca sostenible abrir más puertas al mundo?

Cooperación que transforma: comunidades costeras avanzan con alianzas internacionales
Una victoria que viene del mar
“Estamos celebrando”. Con esas palabras inició el programa y no era para menos. Tras ocho años de esfuerzo conjunto, la flota de cerco miembro de Tunacons logró certificar las tres principales especies de atunes del Ecuador: aleta amarilla, barrilete y patudo, bajo el sello internacional MSC de pesca sostenible. Esta certificación no solo representa un logro técnico, sino una victoria de país: Ecuador reafirma su liderazgo en sostenibilidad marina y se consolida como segundo exportador mundial de atún.
El esfuerzo ha sido colectivo. Empresarios, capitanes, tripulantes, técnicos y observadores han construido una industria que no solo exporta millones, sino que alimenta a comunidades locales y a mercados exigentes como la Unión Europea. Pero mientras la pesca industrial brilla en cifras, hay otro sector que sigue luchando mar adentro: la pesca artesanal.
El manglar: más que raíces, una forma de vida
Durante la entrevista, el invitado Manuel Bravo, director de la fundación WildAid Ecuador, compartió una historia que arranca en 1999: salvar los manglares para salvar comunidades.
En aquel entonces, Ecuador perdía más de 3.800 hectáreas de manglar por año. Camaroneras, urbanización desmedida y falta de control estatal ponían en riesgo no solo al ecosistema, sino a las familias que dependen de él. “Teníamos leyes, pero al mismo tiempo era cuando más se talaba”, recordó Bravo. Fue entonces cuando nació la idea de entregar la custodia del manglar a sus verdaderos guardianes: las comunidades.
Desde acuerdos pioneros de uso sustentable hasta la vigilancia diaria liderada por mujeres concheras en zonas como Costa Rica (El Oro), el modelo ha crecido gracias a la cooperación internacional. Organizaciones como WildAid no solo elaboran estudios, sino que ayudan a implementarlos, aportando motores, drones, radios y, sobre todo, confianza.
Mujeres de mar: liderazgos invisibles que hoy brillan
El programa se desarrolló el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y sirvió para poner rostro a aquellas que han transformado la pesca artesanal. En un entorno históricamente masculino, mujeres como las concheras de Bunche o líderes de Piñas han reclamado espacios, desde la limpieza especializada de pescado hasta la defensa del manglar.
Manuel Bravo destacó el caso de un grupo de mujeres que pidió una zona exclusiva para recolectar conchas. “Nos ganaban los hombres por experiencia, pero ahora vigilamos nuestro propio manglar”, contó una de ellas. Y no están solas: hay proyectos en marcha para mejorar la comercialización, la diversificación productiva y la formación de liderazgos femeninos costeros.
¿Por qué necesitamos la cooperación internacional?
Hay una razón práctica para que las ONGs estén presentes: el Estado no llega a todo. “El gobierno tiene la autoridad, pero nosotros tenemos la flexibilidad”, explicó Bravo. Mientras los trámites públicos pueden tardar semanas, las organizaciones gestionan recursos en días y coordinan con autoridades para atender emergencias, vedas o monitoreos en tiempo real.
Los fondos provienen de múltiples fuentes: fundaciones privadas, cooperación europea, proyectos GEF, deuda por naturaleza, incluso microdonaciones canalizadas desde oficinas en Estados Unidos o Europa. Pero no es solo cuestión de dinero. “Hay que saber qué comunidad está lista para recibir un motor, y cuál aún necesita gatear organizativamente”, dijo el invitado.
Desafíos pendientes para la pesca artesanal
A pesar de los avances, los desafíos son múltiples: tala ilegal en zonas como El Oro, falta de control en áreas marinas protegidas, debilidad en la fiscalización y, sobre todo, amenazas que persisten sobre las 8 millas náuticas reservadas legalmente para la pesca artesanal.
Por eso, el mensaje fue claro: si queremos conservar nuestros recursos marinos, no basta con decretos. Hace falta presencia en el agua, tecnología, voluntad política y, sobre todo, seguir creyendo en la cooperación que nace desde la comunidad y se proyecta al mundo.