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Del mar al plato: Ecuador celebra su atún entre tradición, sabor y conciencia
En el Día Mundial del Atún, expertos y cocineros se unieron para promover el consumo responsable y creativo de este producto emblemático. Desde encebollados hasta lasañas, el atún se posiciona como una joya nutricional que merece mayor protagonismo en la mesa ecuatoriana.
El atún no solo se pesca, también se saborea. Esa fue la premisa que marcó la celebración del Día Mundial del Atún en Ecuador, donde no solo se habló de sostenibilidad y exportación, sino también de cocina, memoria y hábitos de consumo.
En un país que lidera la pesca de atún en el Pacífico Oriental y que exporta miles de toneladas al año, la pregunta que flotó en el ambiente fue sencilla pero reveladora: ¿por qué los ecuatorianos no consumimos más de lo que producimos?
Durante el programa especial de Azul Sostenible, se compartieron recetas favoritas con atún. Desde el clásico encebollado con atún aleta amarilla mal llamado “de albacora” por muchos hasta preparaciones más creativas como tacos con garbanzo, lasaña de atún o ceviche con yogurt griego.
Una cultura atunera que aún no se reconoce como tal
“El atún es parte de nuestra identidad, pero no siempre le damos ese valor”, comentó el ingeniero Guillermo Morán, líder del programa, quien recordó que Ecuador es el segundo exportador mundial de atún después de Tailandia.
Sin embargo, el consumo interno sigue siendo limitado. El atún enlatado ese fiel compañero de quincenaes muchas veces la única presentación conocida, dejando de lado cortes frescos como la ventresca o el filete, que en mercados internacionales tienen alta demanda.
La chef y ex MasterChef Alberta Vallarino fue una de las invitadas especiales del evento. Su propuesta fue clara: “Podemos comer bien, saludable y sabroso con atún. Solo hace falta creatividad y un poco de voluntad para salir de lo tradicional”. Entre sus recetas destacó una lasaña con yogurt griego, tacos con lechuga, pepino y atún, y hasta una humita rellena con atún.
El encebollado como símbolo nacional
Uno de los momentos más curiosos de la jornada fue descubrir cuántas personas aún creen que el encebollado se prepara con albacora. La aclaración fue rotunda: el encebollado ecuatoriano se hace con atún aleta amarilla. Aun así, muchos de los presentes confesaron no conocer esta diferencia.
“Comemos encebollado desde niños y no sabíamos con qué tipo de atún se hacía. Esa falta de información es también parte del problema”, dijo entre risas uno de los asistentes.
Sabor, salud y educación: la nueva tríada
Más allá de lo culinario, la conversación tocó aspectos clave sobre salud y educación alimentaria. Alberta insistió en que “comer pescado es una inversión en salud” y lamentó que en escuelas y colegios aún no se enseñe sobre nutrición ni se incentive el consumo de productos del mar, pese a ser un país pesquero.
También se cuestionó la distribución desigual de pescado fresco en el territorio nacional. Mientras en zonas costeras el acceso es más directo, en la Sierra o el Oriente la oferta es limitada y a precios elevados, lo que refuerza la dependencia de carnes más baratas pero menos saludables.
Un producto con potencial que necesita promoción local
El Día Mundial del Atún fue más que una efeméride: fue una oportunidad para reflexionar sobre el rol del atún en la cultura ecuatoriana, desde la economía hasta la mesa. Si Ecuador es campeón en pesca y exportación, ¿por qué no aspirar también a ser campeón en consumo consciente?
“Debemos enseñar a nuestros niños a comer pescado desde pequeños, no solo por salud, sino por identidad”, fue una de las conclusiones del equipo de Azul Sostenible.
El reto ahora es doble: que el atún no solo se reconozca por su valor económico, sino también por su sabor, su versatilidad en la cocina y su aporte nutricional.