“Nos están dejando solos”: Manglares en peligro y pescadores bajo amenaza en el Golfo de Guayaquil

El calamar gigante en debate: avances científicos y retos de transparencia en el Pacífico Sur
El comité científico de la SPRFMO apunta a un manejo sostenible, mientras persisten tensiones por la falta de observadores y los subsidios a flotas extranjeras.
Un recurso clave bajo la lupa internacional
El calamar gigante, conocido como pota, se ha convertido en el centro de atención para la pesca en el Pacífico Sur. Este recurso es vital para la industria pesquera de países como Perú, Ecuador y Chile, no solo por su importancia económica sino también por su aporte a la seguridad alimentaria.
La última reunión del comité científico de la Organización Regional de Ordenamiento Pesquero del Pacífico Sur (SPRFMO), celebrada en Seúl, analizó medidas para garantizar la sostenibilidad de esta pesquería. Uno de los temas más críticos fue la necesidad de contar con evaluaciones científicas robustas y con mayor cobertura de observadores a bordo, un requisito indispensable para la transparencia.
China, la pieza que no encaja
En el encuentro, se evidenció una fuerte resistencia por parte de la delegación china para aumentar la presencia de observadores en sus embarcaciones. Actualmente, solo el 1% de los viajes de su flota calamarera cuenta con supervisión científica, frente al 100% obligatorio en otras pesquerías, como la atunera.
Alfonso Miranda, presidente de Calamasur, fue claro: “Ocultar información es sinónimo de falta de transparencia y genera sospechas”. La negativa de China a elevar el número de observadores alimenta dudas sobre el cumplimiento de normas internacionales y dificulta el acceso a datos biológicos esenciales para la gestión del recurso.
Por qué los observadores son cruciales
Los observadores humanos o electrónicos son la base para evaluar la interacción de la pesquería con otras especies, monitorear capturas y evitar la sobreexplotación. Además, su presencia refuerza la transparencia y previene prácticas laborales cuestionables a bordo.
Sin este control, resulta imposible adoptar medidas basadas en ciencia que permitan un ordenamiento eficaz. Países como Perú y Ecuador ya aplican estándares internacionales en otras pesquerías, lo que evidencia que es factible cumplir con esta medida.
Subsidios y competencia desleal
Otro punto que genera controversia es el papel de los subsidios que reciben flotas de aguas distantes, como la china, para cubrir costos de construcción, combustible e incluso tripulación. Estos incentivos les permiten operar miles de millas lejos de sus puertos, compitiendo en condiciones desiguales con las flotas regionales.
Para Alfonso Miranda, esta práctica debe revisarse en foros internacionales: “Son subsidios que depredan caladeros ajenos y, cuando agotan los recursos, se desplazan a otros mares, dejando impactos graves en los países ribereños”.
Un frente común por la sostenibilidad
Pese a las tensiones, la reunión dejó señales positivas: Perú, Ecuador y Chile presentaron propuestas para la evaluación de stocks y avanzaron hacia modelos regionales de manejo. El objetivo es contar con una primera evaluación firme en la próxima reunión política, que se realizará en febrero en Manta, Ecuador.
Antes de ello, en octubre se celebrará en Coquimbo (Chile) la reunión anual de Calamasur, donde el bloque latinoamericano definirá su estrategia para defender la transparencia, la sostenibilidad y la equidad en esta pesquería.
¿Maricultura como alternativa?
Mientras se avanza en la regulación de la pesca, la innovación también entra en escena. Japón ha iniciado el cultivo experimental de calamar, abriendo la posibilidad de que, en el futuro, América Latina adopte esta tecnología para diversificar su producción. Con mares favorables y experiencia en maricultura, países como Ecuador, Perú y Chile podrían convertirse en protagonistas en este campo.
El camino hacia una pesca sostenible del calamar gigante requiere más que acuerdos sobre el papel. Transparencia, control efectivo, cooperación regional y eliminación de subsidios distorsionantes son piezas clave para equilibrar la balanza entre conservación y competitividad.