Ecuador frente al reto de la trazabilidad: ¿puede la pesca sostenible abrir más puertas al mundo?

El monitoreo que protege a los atunes del Pacífico
Desde la observación humana hasta la inteligencia artificial, la ciencia avanza para asegurar la sostenibilidad de las pesquerías. Un esfuerzo regional que tiene rostro ecuatoriano.
Cada vez que una embarcación atunera zarpa en el océano Pacífico Oriental, no solo lleva tripulación y redes. Lleva también una promesa: cuidar del recurso marino que alimenta a miles de familias y ecosistemas. Esa promesa se cumple gracias al trabajo de los programas de monitoreo a bordo.
El científico ecuatoriano Marlon Román, especialista en captura incidental y monitoreo electrónico de la CIAT (Comisión Interamericana del Atún Tropical), explicó por qué esta práctica es clave para la sostenibilidad de la pesca.
“No se puede gestionar lo que no se conoce”, mencionó Román. “Los datos de alta resolución, tanto espaciales como temporales y taxonómicos, son la base de cualquier decisión pesquera seria”.
Un legado de observación
Román no habla desde la teoría. Fue observador a bordo durante una década en los años 90, subiendo a barcos, recolectando datos, viendo con sus propios ojos cómo se desarrolla la actividad pesquera. Hoy, forma parte del equipo científico internacional que gestiona una de las bases de datos más robustas del mundo en su tipo, con más de 45 años de registros.
Desde 1979, el programa de observadores de la CIAT ha evolucionado significativamente. Lo que empezó con un par de formularios sobre mamíferos marinos, hoy abarca más de 20 tipos de datos por viaje, con énfasis en especies como tiburones, mantarrayas o peces picudos.
Monitoreo electrónico: aliados, no sustitutos
La tecnología también ha llegado al mar. El monitoreo electrónico con cámaras, sensores y GPS a bordo se está integrando como complemento al trabajo humano. No busca reemplazar a los observadores, sino ampliar la cobertura, sobre todo en flotas donde no es viable llevar personal.
“Yo pienso que los observadores son irreemplazables. Hay cosas que solamente pueden ser realizadas por el observador, como por ejemplo la colecta de muestras de tejidos, ese es un ejemplo puntual…
Pero sin embargo, pues también existe por el otro lado de la moneda: el monitoreo electrónico no duerme, no va al baño, no come, está todo el tiempo en alerta. Entonces sí, hay muchas cosas que también equilibran esta situación…” dijo Román.
Actualmente, la CIAT trabaja con otras organizaciones regionales para estandarizar criterios mínimos de monitoreo electrónico. El objetivo: lograr que ninguna embarcación quede fuera del sistema.
¿Cómo se mide el impacto en los tiburones liberados?
Pero el monitoreo no es solo ver y contar. En colaboración con iniciativas como Tunacons, se ha logrado marcar tiburones y analizar su sangre tras ser liberados. ¿La razón? Estudiar su nivel de estrés y supervivencia, con el fin de diseñar mejores prácticas de liberación.
“Ver a los tripulantes al rescate lanzando a los tiburones de nuevo al mar es conmovedor”, dice Román. “Pero necesitamos saber si sobreviven. Y eso solo lo sabemos con ciencia”.
Transparencia y futuro
En un contexto global donde la pesca ilegal, no reportada y no reglamentada (INDNR) representa una amenaza, la transparencia es más urgente que nunca. “Hoy nadie puede decir que no puede ser monitoreado. Si no hay observadores humanos, puede haber cámaras”, remarcó Guillermo Morán, coanfitrión del programa y también representante ante la CIAT.
El camino hacia una pesca verdaderamente sostenible es complejo, pero está en marcha.
El compromiso que transforma la pesca
El mar ya no es un territorio sin testigos. Gracias al compromiso de científicos, observadores, organizaciones y gobiernos, la pesca del atún en el Pacífico está siendo monitoreada como nunca antes. Porque proteger a los atunes no es solo cuidar una especie: es defender el equilibrio de todo un ecosistema.