Ecuador frente al reto de la trazabilidad: ¿puede la pesca sostenible abrir más puertas al mundo?

Galápagos exige resultados: pescadores artesanales piden acciones concretas al nuevo Gobierno
Mientras el país se alista para un nuevo proceso electoral, en Galápagos el sector pesquero artesanal hace un llamado urgente al próximo presidente o presidenta: basta de promesas. Lo que necesitan es voluntad política, medidas concretas y sensibilidad real ante la crisis que enfrentan quienes han sostenido históricamente la soberanía alimentaria del archipiélago.
Así lo expresó Grace Unda, directora de la Corporación de Asociaciones Pesqueras Artesanales de Galápagos (CORPAG), durante su participación en el programa. “No es justo que el galón de combustible cueste más para el pescador artesanal que para el sector turístico. Eso es una inequidad absurda”, dijo Unda, mientras exponía una problemática que, aunque antigua, sigue sin solución.
Un costo que asfixia
Actualmente, los pescadores artesanales pagan hasta $3,32 por galón de gasolina, frente a los $2,45 que pagan los transportistas en el continente. Esta diferencia impacta fuertemente los costos operativos, que en algunos casos representan hasta el 70% de los ingresos mensuales de una faena. “Hay pescadores que gastan más de $2.000 al mes solo en combustible, y eso sin garantía de una buena pesca”, dijo Unda.
La situación se agrava por la falta de acceso a créditos adecuados. Muchos pescadores deben recurrir a cooperativas que cobran intereses superiores al 20%, lo que genera un círculo de endeudamiento que no les permite invertir en embarcaciones más seguras o motores eficientes.
Una institucionalidad que no responde
A pesar de los años de reclamos, aún no existe una subdirección de pesca artesanal en Galápagos. Las decisiones se toman desde el continente, y los trámites para renovar o ingresar una embarcación pueden tardar hasta un año. “Estamos a merced de un sistema que no entiende nuestra realidad. Se habla de conservación, pero se olvida lo social y lo económico”, señaló la representante del sector.
Unda denunció además que muchas decisiones del Consejo de Gobierno de Galápagos responden más a lógicas ambientales que a un enfoque integral de desarrollo sostenible. “La pesca vivencial, por ejemplo, que debería beneficiar al pescador local según la ley, fue entregada a operadores turísticos. Eso no es apoyo, es desplazamiento”.
Pescar no solo para vivir, también para conservar
Contrario a la narrativa que muchas veces estigmatiza al pescador artesanal como una amenaza al ecosistema, Unda recordó que en Galápagos no se pesca tiburón, se usan motores ecológicos y se respetan normas internacionales. “Nosotros somos los primeros interesados en cuidar el mar. Pero para poder conservar, también tenemos que poder vivir de esta actividad”, afirmó.
El sector ha propuesto alternativas responsables, como el desarrollo de la pesca de altura de especies pelágicas migratorias como el atún y el pez espada, con buenas prácticas y monitoreo constante. Pero sin apoyo estatal ni financiamiento, las ideas se quedan en papel.
Una esperanza en las urnas
A pocos días de la jornada electoral, la sensación en Galápagos es clara: si el nuevo gobierno no toma decisiones concretas, los próximos cuatro años podrían ser aún más duros para quienes viven de la pesca artesanal.
Sin justicia económica ni política pública especializada, hablar de sostenibilidad es solo un discurso vacío. Los pescadores de Galápagos no quieren más discursos. Quieren ser escuchados, reconocidos y, sobre todo, respetados.