Ecuador frente al reto de la trazabilidad: ¿puede la pesca sostenible abrir más puertas al mundo?

Gobernar el océano es tarea de todos
La gobernanza marina implica más que tratados internacionales: requiere conciencia ciudadana, educación y compromiso diario con nuestro mar.
Cada 8 de junio, el mundo celebra el Día de los Océanos. Pero en Ecuador, país con una vasta costa y una economía fuertemente ligada al mar, esta fecha debería ser mucho más que una conmemoración simbólica. De eso se habló en este episodio, que tuvo como invitada a la reconocida investigadora María del Pilar Cornejo, de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL).
¿Qué es gobernanza de los océanos?
“La gobernanza no es solo cosa de gobiernos, es un compromiso colectivo”, afirmó Cornejo. Según explicó, gobernar el océano significa establecer y respetar reglas que permitan aprovechar sus recursos de pesca, turismo, transporte, energía sin poner en riesgo su biodiversidad ni su capacidad de sostenernos en el futuro.
Ecuador ha suscrito tratados internacionales como el Acuerdo de París o los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y más de 80 países ya firmaron un nuevo tratado para proteger los océanos. Sin embargo, la experta advirtió que aún falta mucho en políticas públicas y conciencia ciudadana. “Apenas un municipio costero en todo el país tiene un oceanógrafo trabajando. ¿Cómo se gestiona lo que no se conoce?”, cuestionó.
El océano nos da oxígeno… y mucho más
Durante el programa se recordó algo que sorprende a muchos: los océanos son responsables de producir más del 50 % del oxígeno que respiramos. También regulan el clima, absorben calor y carbono, y sostienen economías completas.
Pero esa capacidad está llegando a su límite. El calentamiento global, la contaminación y la sobreexplotación están afectando su equilibrio. “Si el océano se desequilibra, el clima también. Y eso afecta nuestra agricultura, nuestras ciudades y nuestra seguridad alimentaria”, dijo Cornejo.
Además, alertó sobre la acidificación de los mares, que impide a muchas especies marinas como cangrejos o moluscos formar sus caparazones. “¿Qué pasaría si un día nos quedamos sin camarones?”, planteó, recordando el impacto directo que eso tendría en una de las principales exportaciones del país.
Educación marina: una deuda pendiente
Tanto Cornejo como el ingeniero Guillermo Morán, conductor del programa, coincidieron en que el gran vacío está en la educación. “Faltan carreras, faltan fondos, falta que otras profesiones como abogados, economistas, administradores entiendan la importancia de lo marino”, dijo Morán.
En la ESPOL, por ejemplo, ya se dicta una materia obligatoria sobre sostenibilidad para todas las carreras. Pero iniciativas como esta aún son aisladas. “No puede ser que tengamos un país oceánico, y que la mayoría de sus ciudadanos no conozca ni el nombre de nuestras corrientes marinas”, añadió Cornejo.
También se propuso algo muy concreto: cursos cortos sobre océanos para no profesionales. “Biología para no biólogos, oceanografía para no oceanógrafos. Si más gente entiende el valor del mar, más lo va a proteger”, coincidieron los panelistas.
¿Y qué pasa con la investigación?
Otro punto crítico: la falta de inversión en ciencia. La mayoría de proyectos marinos en Ecuador se financian con recursos mínimos o cooperación internacional. “El sector privado también se beneficia del mar. Debería invertir más en conocerlo y conservarlo”, opinó la investigadora.
Y aunque herramientas como la inteligencia artificial y los satélites pueden ayudar a monitorear mejor los océanos, los expertos recalcaron que no reemplazan la necesidad de ciencia local.
Gobernar el océano es tarea de todos
“Lo que Ecuador hace en su mar puede afectar el clima en Noruega”, señaló Cornejo, recordando que todos los océanos están interconectados. Por eso, no es posible hablar de sostenibilidad sin incluir al océano, y no es posible protegerlo sin la participación de todos.
Desde el perfil costero hasta las decisiones internacionales, la gobernanza marina nos involucra. Como ciudadanos, como estudiantes, como trabajadores o simplemente como amantes de la playa, también somos responsables.