Ecuador frente al reto de la trazabilidad: ¿puede la pesca sostenible abrir más puertas al mundo?

La fuerza femenina que impulsa el sector marítimo ecuatoriano
Desde la pesca artesanal hasta cargos directivos, las mujeres ecuatorianas abren camino en un sector históricamente dominado por hombres. ¿Qué avances se han logrado y qué barreras quedan por derribar?
El 18 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Mujer en el Sector Marítimo, una fecha aún poco conocida pero profundamente significativa para visibilizar el papel que muchas mujeres cumplen y han cumplido por décadas en una industria vital para el Ecuador.
Hoy nuestra invitada especial es: Dana Zambrano, exsubsecretaria de Pesca y reconocida figura del sector, quien compartió cifras reveladoras y experiencias personales sobre la presencia femenina en el ámbito marítimo ecuatoriano.
Mujeres que sostienen comunidades
En Ecuador, más de 2.500 mujeres cuentan con permisos de pesca artesanal vigentes, una cifra que, si bien aún representa una minoría en el total del sector, es fundamental para la soberanía alimentaria y el desarrollo de las comunidades costeras, especialmente en provincias como Manabí y Esmeraldas.
Zambrano destacó que muchas de estas mujeres no solo sostienen a sus familias con su trabajo, sino que además lideran gremios pesqueros. De hecho, el país cuenta con aproximadamente 250 mujeres lideresas dentro de organizaciones artesanales. “Cuando las mujeres dirigen, el enfoque es más colectivo: buscan beneficios para todos, no solo para su grupo”, señaló la experta.
El papel de la mujer en la pesca
La cadena productiva no se detiene en el mar. En tierra, especialmente en las plantas procesadoras, el 60% de la fuerza laboral son mujeres. De unas 20.000 personas empleadas formalmente en esta etapa, alrededor de 12.000 son mujeres. Además, hay una creciente participación en cargos administrativos, gerencias financieras y direcciones generales.
Aun así, la presencia a bordo de embarcaciones mercantes o industriales sigue siendo baja: solo el 8% de las tripulantes son mujeres. Las razones van desde condiciones laborales inflexibles hasta contratos que no contemplan derechos básicos como la maternidad o lactancia, lo que limita la permanencia de muchas profesionales en altamar.
Violencia económica: la otra cara del mar
Uno de los puntos más delicados abordados en la entrevista fue la violencia económica de género. Según Zambrano, muchas mujeres del sector generan ingresos, pero no tienen control sobre ellos, lo que constituye una forma de vulneración poco discutida. “A veces ellas sostienen el hogar, pero no manejan el dinero. Eso también es violencia”, afirmó.
Además, la brecha salarial en sectores no regulados y la falta de información pública desagregada dificultan aún más el avance hacia la equidad real. La necesidad de contar con datos accesibles y actualizados fue una de las principales demandas del programa. “La información es poder, y si no está disponible, estamos fallando como Estado”, sentenció la panelista.
¿Y el Estado?
Aunque existen iniciativas y convenios como el reciente acuerdo con la OIT sobre trabajo decente en el mar, muchas de las políticas públicas no se adaptan a la realidad específica del trabajo femenino en el sector. Casos como el de una oficial de cubierta que debió regresar al mar un mes después de dar a luz evidencian vacíos legales y falta de garantías.
Zambrano fue clara: “No es que no haya mujeres preparadas. El problema es que no se han abierto espacios reales de inclusión”.
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