Ecuador frente al reto de la trazabilidad: ¿puede la pesca sostenible abrir más puertas al mundo?
Más allá del aire: la apnea toma fuerza en Ecuador como deporte, salud y conexión con el océano
La apneísta ecuatoriana Ericka Carrera no solo rompe récords en profundidad, también lidera una revolución azul que une deporte, conservación y transformación social.
Respirar distinto para vivir distinto
Ericka Carrera, campeona nacional de apnea y referente en el buceo libre ecuatoriano, ha logrado que un deporte poco conocido y para muchos intimidante despierte curiosidad, respeto y sobre todo, esperanza.
La apnea consiste en sumergirse a puro pulmón, sin tanque de oxígeno, y sostener la respiración mientras se exploran profundidades o se recorren distancias bajo el agua. A simple vista, puede parecer un reto físico, pero como explicó Ericka en una reciente entrevista, se trata de mucho más: “Es mente, cuerpo, disciplina, técnica y también una forma de autoconocimiento”.
Con récords en modalidad estática (5 minutos sin respirar) y dinámica (hasta 3 minutos en movimiento), Ericka se ha convertido en la apneísta ecuatoriana con mayor profundidad registrada hasta ahora y tiene aspiraciones claras: ser la mejor del país y alcanzar un récord mundial.
Deporte extremo, terapia mental y apuesta por la salud
Lo que empezó como una invitación casual a una clase, se convirtió para Ericka en un camino de transformación integral. La apnea, cuenta, ha fortalecido su sistema inmune, incrementado su oxigenación, y le ha enseñado a mantener la calma en situaciones límite. Practicar apnea “es como hacer yoga debajo del agua”, dice, y remarca que incluso ha ayudado a personas con asma a mejorar significativamente.
Más allá del aspecto competitivo, Ericka destaca el valor terapéutico de esta disciplina: controlar la respiración bajo presión enseña a manejar la ansiedad, el miedo y el estrés. “Es como ir a un lugar sin ruido, sin ciudad, sin política. Solo observas, solo respiras”.
Una historia milenaria que conecta con nuestras raíces
Aunque para muchos ecuatorianos la apnea es algo nuevo, sus orígenes son ancestrales. Desde las buceadoras coreanas “amas”, hasta los pueblos indígenas de Indonesia como los “Bajau divers”, la práctica de sumergirse para recolectar alimentos o defender territorios ha sido parte de la historia humana por siglos. Incluso en Ecuador hay rastros de ello: comunidades como Salango en Manabí, donde niños bucean a 10 metros como si nada.
Ericka cree que hay un potencial enorme para estudiar, rescatar y aplicar esta sabiduría en beneficio de las comunidades costeras. “La apnea puede ser también una fuente de empleo: como recolectores sostenibles, guías turísticos o formadores”.
Educación azul: la apnea como puente hacia la conservación
Desde 2021, Carrera dirige su propia escuela de apnea Carrera Freediving School y entrena a adultos, niños y jóvenes para que desarrollen sus capacidades en el agua con seguridad y conciencia ambiental. Su hijo, de apenas 4 años, ya es su primer alumno.
“Un niño que aprende apnea, se conecta con el mar, con los animales marinos y con la necesidad de cuidarlos”, afirma. “Y si ese niño ve a su papá botando basura, lo corrige. Ahí empieza el cambio generacional”.
También ha impulsado cursos gratuitos en Galápagos, y ha apoyado a deportistas de escasos recursos para que puedan competir. Su meta: crear un programa de alto rendimiento que impulse nuevos talentos ecuatorianos y transforme realidades desde el mar.
Una apnea para el país: más allá del deporte
Ecuador cuenta con un océano inmenso pero subutilizado. Ericka lo tiene claro: la apnea puede contribuir a una economía azul más diversa. Con cultivos submarinos, turismo consciente, pesca sostenible, y ciencia ciudadana, se puede generar bienestar para las comunidades y una nueva relación con el entorno marino.
“La apnea no es solo bajar profundo. Es una forma de vivir, de sanar, de transformar”. Y eso la convierte en mucho más que un deporte.
El mar ecuatoriano no es solo un paisaje. Es una oportunidad. La apnea nos invita a sumergirnos no solo en el agua, sino en nosotros mismos, para descubrir que el verdadero cambio comienza con una respiración… y con la decisión de ir más allá.