Ecuador frente al reto de la trazabilidad: ¿puede la pesca sostenible abrir más puertas al mundo?

Pescadores del bosque: subsistencia, lucha y vida en la Amazonía
En las profundidades verdes del Ecuador, la pesca artesanal no solo alimenta hogares, sino que también revela una lucha silenciosa por reconocimiento, sostenibilidad y equidad.
Una pesca que sobrevive a pulso
Iván Espinoza, socio de la cooperativa del Coca, lleva desde los 10 años viviendo de la pesca en la Amazonía ecuatoriana. Junto a más de 100 pescadores artesanales, enfrenta diariamente no solo los desafíos de la naturaleza, sino también la falta de apoyo estructural. “A veces toca buscar pescado dos horas río abajo, y cuando hay bastante, el precio baja. Vendemos barato y el combustible está caro”, contó Espinoza.
Las especies amazónicas que capturan como el bocachico, el sábalo, la palometa y el pintadillo raramente llegan a los mercados de otras regiones. La pesca en la Amazonía, explica Espinoza, es estacional y marcada por los ciclos reproductivos de los peces. Pese a los patrullajes ocasionales y anuncios de vedas, no existe aún una gestión pesquera que combine ciencia, tradición y sostenibilidad.
Mujeres que sostienen el río
Lejos de la imagen clásica del pescador hombre, en la Amazonía son muchas las mujeres que sostienen la cadena de valor pesquera. Algunas participan directamente en la captura, pero la mayoría trabaja en el procesamiento: limpian, lavan, filetean y comercializan el producto. “Hay mujeres que se levantan a la una de la mañana cuando llega el bote, y trabajan sin descanso”, se señaló en el programa.
La voz de las mujeres también se hace sentir en espacios de liderazgo. Gabriela Cruz, presidenta de la Fenacopec, representa un rostro femenino en la defensa de los derechos pesqueros. Como ella, muchas otras desde sus comunidades exigen reconocimiento, capacitación y políticas públicas que consideren su rol estratégico en la seguridad alimentaria.
Pisicultura, turismo y el futuro del paiche
En Lago Agrio y Puerto Misahuallí, el cultivo del paiche el pez de agua dulce más grande del Amazonas ha tomado fuerza. Con más de 12.000 ejemplares al año distribuidos en 200 piscinas, esta actividad no solo diversifica ingresos, sino que impulsa el turismo comunitario. Familias enteras viven de estas prácticas y turistas llegan para ver y degustar al “gigante del río”.
“Estamos demostrando que el desarrollo no debe estar reñido con el entorno. La Amazonía tiene potencial, pero necesita inversión, investigación y voluntad política”, se comentó en el programa.
Combustible caro, apoyo escaso
Uno de los pedidos más reiterados es la necesidad de una gasolinera artesanal. La escasez y el alto costo del combustible obligan a los pescadores a recorrer grandes distancias y asumir gastos que reducen drásticamente sus márgenes. “Vender pescado barato y pagar gasolina cara no nos da para vivir”, reclamó Espinoza.
A esto se suma la falta de capacitación técnica, estudios de población pesquera y presencia institucional sostenida. Aunque hay acercamientos a la Federación Nacional de Cooperativas Pesqueras del Ecuador, muchas agrupaciones aún no logran formalizarse, lo que limita su acceso a programas estatales.
La Amazonía pesquera: una urgencia nacional pendiente
La pesca y la acuicultura en la Amazonía no son un dato exótico ni una anécdota folclórica. Son formas de vida, de trabajo, de alimentación y de identidad que necesitan ser visibilizadas, entendidas y protegidas.
La sostenibilidad no llegará solo con buenas intenciones, sino con acciones concretas que reconozcan que en cada red lanzada al río también va un pedido de justicia, equidad y futuro.