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Trazabilidad: el camino transparente para frenar la pesca ilegal
Desde la bitácora del pescador hasta la mesa del consumidor, la trazabilidad se consolida como una herramienta clave para garantizar pesca sostenible y alimentos seguros.
Un concepto que va más allá de una etiqueta
Cuando hablamos de trazabilidad en la pesca, no se trata solo de una etiqueta pegada en un pescado. Significa conocer la historia completa de lo que llevamos al plato: ¿dónde fue capturado?, ¿cómo se manipuló?, ¿qué manos intervinieron en su procesamiento? Esta información no es un lujo; es un derecho del consumidor y una herramienta para asegurar prácticas sostenibles en los océanos.
Como explica Fernando Rey, oficial del Programa de Océanos y Pesquerías de WWF Ecuador, la trazabilidad “es la historia detrás del pescado que compramos. Nos da garantías de frescura, calidad, buenas prácticas y, sobre todo, evita que estemos apoyando actividades ilegales”.
Por qué es tan importante para combatir la pesca ilegal
La pesca ilegal, no declarada y no regulada es una amenaza global que afecta a la biodiversidad, la seguridad alimentaria y la economía de los países. Un pescado sin trazabilidad puede ser sinónimo de origen dudoso: prácticas depredadoras, violación de vedas, falta de control sanitario e incluso delitos asociados como tráfico de personas.
Al exigir trazabilidad, los consumidores se convierten en aliados contra estas actividades ilícitas. “Si compramos sin preguntar, podemos estar auspiciando la explotación de especies y también vulnerando derechos humanos”, advierte Rey.
Tecnología: el gran aliado para un control real
Garantizar trazabilidad no es sencillo cuando hablamos de miles de embarcaciones artesanales y millones de consumidores. Aquí entra la tecnología. En Ecuador ya se implementan proyectos piloto con bitácoras electrónicas y videoobservadores a bordo, que permiten registrar ubicación, métodos de pesca y especies capturadas en tiempo real.
Estos sistemas no solo benefician a las autoridades para fortalecer el control y la gestión pesquera; también favorecen al propio pescador, que recibe estadísticas sobre su actividad para optimizar su trabajo y acceder a mercados más competitivos.
“Estamos demostrando que sí se puede tener monitoreo en embarcaciones artesanales. Es más económico y eficiente que los métodos tradicionales”, señala Rey.
Del mar al plato: el rol del consumidor
El último eslabón de la cadena también tiene poder. Al preguntar por el origen del pescado y exigir información confiable, los consumidores impulsan buenas prácticas. Las etiquetas con códigos QR, que permiten rastrear desde la embarcación hasta la planta procesadora, son ya una realidad en algunos pilotos ecuatorianos.
Consumo responsable significa elegir productos legales, sostenibles y frescos. Así no solo cuidamos nuestra salud, sino también los océanos y las comunidades que dependen de ellos.