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El fin del subsidio al diésel sacude al sector camaronero: ¿quién pagará el precio?
La eliminación del subsidio para camaroneras de más de 30 hectáreas genera incertidumbre en el sector acuícola y amenaza con afectar empleo, producción y competitividad internacional.
El Gobierno ecuatoriano decidió eliminar el subsidio al diésel para las camaroneras que poseen más de 30 hectáreas productivas, medida que empezó a regir desde el 2 de diciembre bajo el Decreto 614. La decisión, según el Ejecutivo, responde a un enfoque social orientado a reducir el déficit fiscal y focalizar los beneficios hacia los sectores más vulnerables. Sin embargo, la disposición ha encendido las alarmas en la industria camaronera, considerada el principal producto no petrolero de exportación del país.
Un golpe al costo de producción
De acuerdo con el ingeniero Fernando Navia, consultor en competitividad y comercialización, el retiro del subsidio incrementará el costo de producción entre 15 y 17 centavos por libra de camarón, lo que representa un aumento del 10 % frente a los actuales costos, que rondan 1,50 dólares por libra. Este ajuste llega en un momento crítico: los precios internacionales del camarón están deprimidos debido a la baja demanda global, consecuencia de la crisis económica mundial.
El experto advierte que “el impacto es visible y doloroso”, ya que no solo afectará la rentabilidad, sino que podría provocar la salida del mercado de pequeños y medianos productores que no estén preparados para asumir estos sobrecostos. Según estimaciones, hasta un 40 % de los productores actuales podrían verse comprometidos.
Empleo y exportaciones en riesgo
El sector camaronero genera más de 170.000 empleos directos y cerca de un cuarto de millón de puestos indirectos. La reducción de subsidios amenaza con disminuir la producción, pues muchos productores deberán bajar la densidad de cultivo para ahorrar energía, afectando el volumen de exportación. Irónicamente, quienes podrían resistir son las grandes empresas, con mayor capacidad de negociación y economías de escala, lo que incrementaría la concentración del mercado y dejaría fuera a los medianos y pequeños.
¿Subsidio para ricos o inversión estratégica?
El debate sobre si el subsidio beneficia a “ricos” ha polarizado opiniones. Navia enfatiza que estas ayudas no deben verse como un privilegio, sino como una herramienta para competir en un mercado global donde otros países subsidian fuertemente a sus industrias. “El Ecuador es una economía abierta, con un mercado interno pequeño y sin moneda propia. Para sostener el empleo y el crecimiento, necesitamos industrias exportadoras competitivas”, afirmó.
Factores adicionales que agravan la situación
A esta medida se suman otros desafíos: el alto costo de insumos como el alimento balanceado, la creciente inseguridad que obliga al sector a invertir 80 millones de dólares anuales en seguridad privada y la presión de consumidores internacionales que exigen estándares cada vez más rigurosos en sostenibilidad y trazabilidad. Todo ello implica inversiones que los pequeños productores difícilmente pueden asumir sin apoyo.
Un llamado al diálogo y a políticas integrales
El experto propone que la eliminación del subsidio forme parte de una política pública más amplia, orientada a la competitividad y con medidas diferenciadas para pequeños y medianos productores. De lo contrario, el impacto podría sentirse más allá del sector camaronero, afectando empleo, ingresos rurales y la economía nacional.
El reto es claro: mantener al camarón ecuatoriano como líder mundial sin sacrificar la sostenibilidad social y económica que lo respalda.