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Palangre en altamar: ¿cómo lograr que esta pesca sea realmente sostenible?
Expertos explican avances, desafíos y controversias en torno a una de las artes de pesca más debatidas en el mundo.
Un debate que cruza océanos
La pesca con palangre en altamar sigue siendo uno de los temas más discutidos dentro de la gestión pesquera global. Mientras algunos la consideran una herramienta compatible con la sostenibilidad, otros la ven como una amenaza para especies vulnerables.
Juan Carlos Martín, director gerente de la Organización de Productores de Pesca Fresca del Puerto y Ría de Marín (OprOmar), analizó por qué este método no debe descartarse como insostenible, siempre que cumpla estrictos parámetros científicos, técnicos y sociales.
¿Por qué el palangre genera polémica?
El palangre de superficie se utiliza principalmente para capturar especies altamente migratorias como el pez espada, la tintorera (tiburón azul) y otros túnidos. Su aparente selectividad lo ha llevado a ser catalogado como una alternativa menos agresiva frente a métodos como el arrastre de fondo.
Sin embargo, las capturas incidentales es decir, especies no objetivo como tortugas marinas o tiburones vulnerables son el punto más sensible del debate.
“Creemos que el gran problema es que aquí tiburones es todo”, señala Martín, recordando que no todas las especies presentan el mismo nivel de amenaza. España, por ejemplo, prohibió desde 2007 la captura dirigida de tiburón martillo y tiburón zorro, decisión que luego fue adoptada por la Unión Europea.
Medidas para una pesca más responsable
OPROMAR trabaja en un Plan de Mejora Pesquera (FIP) desde 2019, con el objetivo de cumplir estándares internacionales como los del Marine Stewardship Council (MSC).
Entre las acciones implementadas destacan:
- Guías de buenas prácticas para reducir interacciones con tortugas y tiburones.
- Plan de manejo de tiburones y tortugas, con protocolos para liberación segura y reportes documentados.
- Cobertura de observadores (humanos y electrónicos), que actualmente alcanza entre 10% y 15% de la flota.
- Propuestas de vedas en zonas de desove y participación activa en organizaciones regionales de pesca (ORP).
Estas iniciativas, además de reducir impactos en ecosistemas marinos, buscan garantizar trazabilidad y transparencia, factores cada vez más exigidos por mercados internacionales como Estados Unidos y Europa.
Los obstáculos: regulaciones y percepciones
A pesar de estos avances, el sector enfrenta presiones regulatorias y campañas mediáticas.
Un caso reciente es la propuesta de incluir al tiburón azul en el Apéndice II de CITES, respaldada por Panamá y la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo. “No hay evidencia científica que justifique la inclusión, la especie se encuentra en buen estado”, sostiene Martín, quien advierte que esto afectaría la comercialización y pondría en riesgo cientos de empleos.
Además, la prohibición de artes de fondo en 87 zonas del Atlántico nororiental desató polémica en España, por considerar que la medida se tomó sin evaluar impactos socioeconómicos ni diferenciar métodos de pesca selectivos, como el palangre de fondo.
Hacia dónde debe avanzar el sector
El reto es doble: mejorar las prácticas pesqueras y comunicar de forma efectiva los esfuerzos reales que se realizan para proteger la biodiversidad marina. “Somos como David contra Goliat; las ONGs tienen grandes plataformas, pero nosotros también debemos informar con transparencia”, concluyó Martín.