“Nos están dejando solos”: Manglares en peligro y pescadores bajo amenaza en el Golfo de Guayaquil

Golfo de Guayaquil: pescadores artesanales exigen atención ante abandono y contaminación
Falta de servicios básicos, inseguridad, tala de manglar y ausencia de mercados dignos marcan la realidad de más de 24 comunidades que sostienen la economía del cangrejo rojo.
El Golfo de Guayaquil, el estuario más grande del Pacífico suroriental, es un ecosistema vital para la pesca y la acuicultura en Ecuador. Sin embargo, las 24 comunidades que habitan en sus 18 islotes enfrentan condiciones precarias, a pesar de ser el motor que abastece el cangrejo rojo que se consume en todo el país.
Christian de la Torre, presidente de la cooperativa “El Paraíso del Cangrejo” y secretario de la Red de Integración Económica de Ancestrales del Manglar, describió la realidad de estas poblaciones: “No tenemos agua potable ni electricidad, el Internet es deficiente y la inseguridad nos golpea fuerte. Estamos a 30 minutos de Guayaquil, pero parece que viviéramos olvidados”.
El sustento principal de estas comunidades es la extracción del cangrejo del manglar, actividad que se ha visto afectada por la contaminación, el cambio climático y la tala indiscriminada de manglares. “Hace 24 años los cangrejales eran abundantes, ahora la destrucción de manglares por camaroneras ha reducido drásticamente esta riqueza”, alertó De la Torre.
La maricultura, que en países como Vietnam se ha convertido en una alternativa económica, no logra despegar en Ecuador por la falta de apoyo estatal, estudios técnicos y recursos financieros. A esto se suma el fracaso de proyectos turísticos que alguna vez fueron impulsados, pero que nunca se concretaron.
Comercialización sin espacios dignos
A pesar de que la cadena del cangrejo rojo mueve alrededor de 100 millones de dólares al año, no existe un mercado adecuado para su comercialización directa. “Necesitamos un espacio físico para vender sin intermediarios, con condiciones de salubridad. No es posible que un producto tan emblemático se comercialice en sitios precarios”, reclamó el dirigente.
El pedido al Municipio de Guayaquil es claro: crear un mercado especializado para el cangrejo, que además funcione como atractivo turístico y revalorice la cultura cangrejera.
Créditos y seguridad: promesas que no alcanzan
Aunque el gobierno ha anunciado líneas de microcrédito para el sector pesquero artesanal, los montos son insuficientes para cubrir las necesidades de transporte, motores o infraestructura. Además, la inseguridad sigue siendo una amenaza constante: “Hace pocos días sufrimos ocho robos en un solo día en varias comunidades”, denunció De la Torre.
Contaminación y falta de control
La basura marina, principalmente plásticos, es otro problema crítico que afecta al manglar y a las especies. Cristian señala que se han realizado mingas, sacando toneladas de desechos, pero el esfuerzo no basta. “Se necesita apoyo logístico y económico para limpiar los estuarios. La falta de conciencia ambiental agrava la situación”, recalcó.
A esto se suma el débil control pesquero: la captura de hembras en época de veda persiste, poniendo en riesgo la reproducción del cangrejo.
Un llamado urgente
El año 2022 fue declarado por la ONU como el “Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanal”, pero para el sector cangrejero ecuatoriano pasó desapercibido. “Esperábamos un verdadero impulso, proyectos concretos. Nos quedó debiendo mucho”, lamentó De la Torre.
La sostenibilidad no se logra solo con discursos, sino con políticas públicas, inversión y compromiso para que quienes nos proveen alimentos puedan trabajar en condiciones justas.